jueves, 8 de marzo de 2012

Rimbaud



A París sin billete,
el milagroso guardafrenos mexicano
lo echa del rápido tren,
al Cielo, que
ya no recorre porque
el Cielo está en todas partes—
Sin embargo, intervienen
las viejas mariconas—
Rimbaud asombra a Rimbaud—
trenes en la verde Guardia
Nacional, orgullosa, desfilando
sobre el polvo con sus héroes—
esperando ser sodomizado
soñando con la última Chica.
—Las ciudades son bombardeadas cuando
él mira y mira y muerde
sus degenerados labios y mira
con grises ojos la
Cercada Francia—


 Jack Kerouac
/Lowell, Estados Unidos 1922

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