viernes, 23 de marzo de 2012

De poetas criminales


Ítem, dejo a los hospitales
las telarañas de mis ventanas,
y a los enfermos, un puñetazo en cada ojo,
a cada uno, que tiemblen flacos, peludos,
y llenos de mocos, helados y empapados.

Ítem, dejo a mi barbero
mis pelos cortados, y a mi zapatero,
mis zapatos viejos, y a mi ropavejero,
mis ropas tal como estén cuando me abandonen.

Ítem, dejo a los mendicantes,
a las hijas de dios y a los párrocos
sendas cascaras de huevo
llenas de francos y escudos viejos.
Los carmelitas cabalgan a nuestras vecinas,
pero eso es lo de menos.


 Francoice Villon
/París, Francia 1431

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