martes, 28 de febrero de 2012

Me cago en el espíritu


Después del romanticismo, del simbolismo 
del dadaismo, del surrealismo, del letrismo, y del marxismo, 
es decir de cien "escuelas" de subversión politica, filosófica o literaria, 
existe una plabara, una cosa que permaneció en pie, 
un valor que no se ha movido, que a pesar de 
todo conservó su antigua preeminencia, 
se trata de la palabra y "la cosa" del espíritu, 
el valor ligado al espíritu, 
el valor de la cosa espíritu, 
como si bastara enunciar, 
hacer brotar en la esquina de una página la palabra magnetica 
espíritu para que todo estuviera dicho. 
Como si se hubiera convenido de hecho y como en principio y en esencia 
que el espíritu es el termino innato, el valor tipo, 
la palabra cumbre a partir de la cual, 
el viejo automatismo atávico de la bestia llamada hombre, pudiera dejar de vacilar.

 


 Antonin Artaud
/Marsella, Francia 1896

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